El bloqueo acabó con seis detenidos; sin embargo ahora están siendo juzgados 22 indignados “por un delito contra altos organismos de la Nación por ejercer la violencia, coaccionar o intimidar a los diputados”, según el Público. Si bien es cierto que algunos diputados fueron abucheachos y zarandeados por algunos manifestantes, ¿es legítimo que políticos y medios de comunicación tachen de “violento” a todo el movimiento del 15-M incluso sabiendo que éste se desmarcó de tales actos? Stéphane Hessel, autor de ¡Indignaos! y de ¡Comprometeos! dejó claro, no sólo en sus libros, sino en un comunicado de prensa, que rechaza cualquier acto de violencia. Asegura "intolerable cualquier intento de paralización de las instituciones de representación democrática" y recuerda “el buen fin y las actitudes mayoritarias de los ciudadanos que se han movilizado pacíficamente".
Pese a que la mayoría de la población está indignida y pese a que se ha manifestado pacíficamente, los resultados siguen sin verse: los recortes se votaron, los banqueros siguen impunes, el paro no deja de crecer, los desahucios siguen su curso y así suma y sigue. ¿Qué debe hacer el pueblo para frenar esta violencia ejercida desde arriba? Si bien ningún ideal revolucionario debería basarse en la violencia porque como dijo Che Guevara “el verdadero revolucionario se guía por grandes sentimientos de amor”, la historia nos ha demostrado que es difícil cambiar un país o una situación de dominación sin encararse de una forma u otra con el poder. Dicho de otro modo, a veces hay que coger el toro por los cuernos.
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